martes, 3 de abril de 2012

Somos tácticos

Confieso tener parte de culpa: yo también digo estrategia cuando quiero decir táctica.


De hecho, estrategia es uno de esos términos que usamos a diestro y siniestro porqué queda bien. Nos hartamos de crear cargos, tomar decisiones, montar planes, articular acciones y cualquier cosa con el apellido estrategico/a; de hecho no hay cosa que suene mejor que ser un estratega.


Queda algo raro, pero creo que para recuperar el sentido debemos echar un vistazo al origen del término estrategia. Éste termino griego significa literalmente "conducir los ejércitos" (Stratos - ejército y agein - conducir). Cuando se define el término en la actualidad se considera como el conjunto de acciones a tomar para un fin: esto significaría un encadenado de acciones y el modo de afrontar las mismas para lograr un fin a largo plazo. Y cada una de las acciones que están orientadas a un fin son conocidas como tácticas.  


Las tácticas en su conjunto suman la estrategia, siendo diferenciados principalmente por el concepto largo plazo/ corto plazo y la naturaleza del fin (una táctica puede tener por objeto abrir un negocio en Italia, la estrategia puede ser internacionalizarse con éxito en la cuenca del mediterráneo). La diferencia sutil que subyace con estas dos diferencias principales es que la estrategia impregna todas las acciones que se encuentran bajo la misma, no solo de un objetivo final, si no de una forma de comprender la realidad: la estrategia debe calar y ser parte de la naturaleza del negocio (siguiendo el ejemplo anterior, esta empresa que quiere crecer debe impregnar a toda su organización del sentimiento: somos mediterráneos).


Pero un mal de nuestra realidad actual es el corto plazo: raramente nos permitimos pensar en largo plazo cuando las legislaturas duran 4 años y la media de vida de un Director General en su cargo es de menos de 3. De modo que los planes estratégicos de más de 5 años son algo poco frecuente y a lo que dedicamos menos tiempo del que nos gusta admitir. Y, aunque llamemos "estratégico" a cualquier plan o acción, sabemos que en verdad cada vez somos más tácticos


Tácticos o mercenarios del corto plazo que no dirigen ejércitos, si no batallones en las trincheras y hacen lo posible para lograr un objetivo "estratégico" que nosotros mismos modificamos año a año. Con un ojo puesto en la cuenta de resultados y el otro en el cash-flow de la compañía, viendo los movimientos de la competencia y reaccionando de forma constante a las externalidades que nos obligan a dar golpes de timón y a lanzar nuevas estrategias tácticas de venta.  Y eso hace posible que lleguemos a resultados, que sigamos funcionando y alcancemos objetivos a corto, medio o largo plazo. 


Por eso, sintámonos orgullosos de ser más que estrategas, somos tácticos. Porqué no sólo hacemos power points si no que los incumplimos las veces que sea necesario para hacer realidad ese último objetivo de todo negocio: la cuenta de explotación